Mamita querida, ya me llevan encadenada, vinieron a por
mí,
no sé que pasa, me acusan de un delito el cual no cometí.
Mamita mía, alguien me señaló falsamente con no sé que
prueba,
pues pregunté y todo era incoherente, pero mamita no te
preocupes porque yo soy inocente, lo repetí una, diez
veces y
“más veinte”, pero ya estaba acusada sin mi abogado ni yo
presente, él ¿sabes? va conmigo siempre, pues es mi
conciencia que está limpia totalmente.
Hubo un juicio sin mi presencia y sin saber yo nada, mi
amor
se erigió mi juez, dando por buenas pruebas falsas y
también
en mi verdugo condenándome a la pena de muerte, y aunque
en mis súplicas le seguía diciendo que yo culpa no tenía,
me
llevan al corredor de la muerte, pero mamita tú sabes
bien que
mi único delito ha sido quererle más que a mi vida, que
jamás le
hice daño y nunca se lo haría y por más que pido
audiencia y un
aplazamiento para demostrar mi inocencia, sigue sin
querer
concedérmela.
Ya me llevan al cadalso pero voy tranquila, porque como
yo hay
muchos inocentes, como culpables que sin pudor me
condenan,
pero mamita ya le
envié mis pruebas y cuando las vea se dará
cuenta del error que cometió, pero no importa no le acuso
de nada
porque errar es de humanos y saber rectificar
humildemente es
la gran virtud de los sabios, y espero que cumpla lo que
un día
me prometió, que esparza mis cenizas en nuestro paraíso
donde
nació el amor, brotará entonces la rosa que indicará que
siempre
tuvo mi perdón.
Adiós mamita mía, nunca te llegará ésta carta, ya que no
la enviaré
porque sufrirías, pero en la distancia has sido mi paño
de lágrimas
y hablándote me desahogué.
Cionsy
Gea, 5/2/2006
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