Dime niña, dónde vas de madrugada,
Dime niña, dónde ha acabado tu pasear,
desierta noche fría de Enero,
con tu melena rizada al aire
erguida como estatua de cristal
sin echar la mirada atrás,
desolación llevas en el alma,
lágrimas en tus mejillas,
presientes que te miran,
ahora escuchas su llamada
pero tus oídos no quieren oír,
tu corazón dolorido y roto te dice ¡mira!
pero ésta vez tu voluntad es más fuerte
y sigues tus pasos hacia delante
agarrando con
fuerza tu equipaje…
Dime niña, que rumbo tomarás
si ahora mismo no sabes ni dónde estás,
no te guían tus ojos, no te guía tu pensar,
sólo el viento te empuja en tu caminar,
corren pueblos y ciudades
pero tus ojos sólo miran el vacío
y murmullos oyes a tu alrededor
Dime niña, dónde te ha traído tu andar,
ahí arriba estás, con tu mirada al frente
donde el cielo se junta con el mar…
llanto sordo suena en tu pecho,
dolor de corazón siente tu razón,
viento que sopla y choca contra tu cuerpo,
tu mirada se pierde en el ocaso,
leve sonrisa triste se dibuja en tu faz,
cánticos de sirenas escuchas
que resuenan en tus oídos
llamándote en tu deseo de echar a volar,
abres los brazos y miras al horizonte,
un soplo de viento te balancea
te hace mirar al abismo
y escuchar el rumor de las olas
que rompen en las piedras
de ese acantilado donde estás…
Dime niña, ¿por qué rompiste en llanto?
¿por qué retrocediste?
¿por qué no acabaste en
ese Enero ventoso?
¡fuiste cobarde y no volaste!
No te quejes si aún tus noches de Enero
siguen siendo desiertas y frías
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